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En una historia anterior ya os he hablado sobre el punki de la torreta.
De aquel punki típico de la época de los ochenta, de los de chupa de cuero desgastada, manoseada y curtida en la calle a base de caminar de un lado a otro sin ningún propósito más que el de estar.
Aquel de chupa decorada con imperdibles colgantes en fila una tras otra y con su logo de los Sex Pistols pintado a rotu.
No te estoy hablando de los punkis de postal.
Te estoy hablando de los punkis de verdad.
De los auténticos. De los que se lo creían. De los que caminaban como si tuviesen muelles en los pies para ir de duros.
No te hablo de los de chupa de cuero de Zara y cresta de peluquería azul turquesa a juego con los calcetines a rayas.
No.
Pues bien, hoy día, muchos de los implantadores de Inteligencia Artificial me producen la sensación Zara.
Veo mucha IA de Zara.
Y también veo muchas empresas dispuestas a consumir IA de Zara.
Mira,
copio y modifico los primeros resultados que me salen en Google sobre implantadores de IA en empresas:
“Inteligencia artificial para impulsar tu empresa y mejorar tus resultados”
“Te ayudamos a ganar dinero con ChatGPT y llevar tu empresa al siguiente nivel”
“Explora el potencial de transformar tu empresa con la IA”
No lo veo.
No veo ganas.
No veo originalidad.
No veo creatividad.
No veo impacto.
No veo personalización.
No veo autenticidad.
Lo siento, pero por mucho que busco no lo encuentro.
A ver, cuidado, que me parece una estrategia súper legítima, pero creo que tiene un recorrido muy corto.
Diré más, que todos hagan lo mismo de la misma manera es buenísimo para mí negocio.
No somos Zara, llevamos muelles.
Aquí Unai,
Te recuerdo que esclavizo Inteligencias Artificiales y me aprovecho de su tontuna para levantar oportunidades de negocio en empresas serias. Me puedes hablar desde AQUÍ
También te tengo que pedir que si algo de lo que te cuento te sirve como inspiración que no te lo quedes para ti y lo compartas con tu gente.
