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Recuerdo con mucho cariño que de pequeño a veces íbamos a un parque que teníamos muy cerca de la Ikastola a disfrutar de las clases de gimnasia.
Para el que no lo sepa la Ikastola de Donostia es el colegio de Madrid.
Estaba guay, salíamos fuera de un recinto construido a base de cemento y vallas, recintos pensados para consumir el ánimo y la energía de cualquier niño.
Además la clase de gimnasia era la que más seguidores tenía.
En el parque había pilongas, sigue habiéndolas. Las pilongas son una especie de castañas incomestibles que daban mucho juego. Te puedes imaginar, bien lanzadas servían para abrir la cabeza a más de uno, y eso, parece ser, que era una buena idea.
Pero hoy no te quiero hablar sobre pilongas, sino sobre yonquis.
La heroína pegó duro en Donostia. Muy duro.
Se cargó a una generación entera. La generación de los sesenta.
Bien, íbamos en fila a nuestra clase de gimnasia andando por un camino de tierra cuando nos encontramos a un chaval metiéndose un pico en vivo y en directo subido en una especie de torreta abandonada, en el mismo parque.
La torreta sigue en pie y cada vez que paso por ahí no me puedo despegar de la imagen del yonqui metiéndose el pico.
Vidas rajadas, familias destrozadas por la droga.
Era un punki típico de la época, de los de chupa de cuero desgastada, manoseada y curtida en la calle a base de caminar de un lado a otro sin ningún propósito más que el de estar. Chupa decorada con imperdibles colgantes en fila una tras otra y con su logo de los Sex Pistols pintado a rotu, bueno, esto no lo recuerdo, pero me lo imagino.
No era un punki de postal con chupa de cuero de Zara y cresta de peluquería a juego con los calcetines.
Era de los de verdad.
Se me quedó grabada la imagen y a la profesora seguro que más. La pobre lo gestionó como pudo.
Ponte en situación, 20 niños a tu cargo con la respiración entrecortada gracias a la escena del yonqui. No parece la clase de gimnasia soñada.
En aquella época era habitual encontrarte jeringuillas en la calle.
Eran imágenes que te curten y que te empujan obligado al mundo de los adultos.
¿Y qué tiene que ver este suceso con la IA en las empresas?
Mira, la IA en las empresas no es una elección, es obligada.
Lo dicen los datos. En el Top 10 por capitalización bursátil, los 7 primeros tienen IA en el centro de sus negocios y nos guste o no estos son los que mueven la economía.
Claro, sabiendo esto, creo que lo inteligente es ayudarse de gente que sabe captar el momento en el que se encuentran las pequeñas y medianas empresas para que nos ayuden a relacionarlo adecuadamente con el momento tecnológico y que el despegue hacia el mundo adulto no sea traumático sino organizado y natural.
Aquí Unai,
Te recuerdo que esclavizo Inteligencias Artificiales y me aprovecho de su tontuna para levantar oportunidades de negocio en negocios serios. Todo esto es AQUÍ
También te tengo que pedir que si algo de lo que te cuento te sirve como inspiración que no te lo quedes para ti y lo compartas reenviándolo, compartiéndolo en RRSS o invitando a otros a que se inscriban en unaimartinez.ai