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Capítulo cero.
Todavía recuerdo cómo en los comienzos del boom de Internet los principiantes mezclaban Internet con Google.
¡Que no! ¡Que Google no es Internet! ¡Que Google simplemente es una página web dentro de Internet que se dedica a ordenar información que encuentra en el propio Internet!
Pues bien, me da la sensación de que algo parecido está ocurriendo con chatGPT y los chatbots.
Al igual que Google es parte de Internet pero no todo Internet es Google, ChatGPT es un chatbot pero no todos los chatbots son chatGPT.
Pasemos de capítulo.
Mira, chatGPT (más bien la IA que hay detrás) ha sido el escaparate que ha puesto la Inteligencia Artificial en el centro. Los logros tecnológicos que ha conseguido OpenAI (la empresa que ha montado chatGPT) son brutales.
Funcionan.
No me voy a meter a hacer valoraciones sobre a qué intereses responde esta evolución tecnológica y si ésta es realmente sostenible en el tiempo.
Quizás algún día me meta en este fregado. No de momento.
Pasemos de capítulo.
Te voy a decir una cosa que, aunque para mi es una evidencia, no lo he escuchado mucho, y creo que es uno de los nuevos paradigmas que habría que estudiar:
“la gente de OpenAI está consiguiendo, bueno, más bien ha conseguido, llevar la IA a la cúspide de la pirámide de Maslow. La cima, la capa de autorrealización. La de la creatividad, la de la resolución de problemas”.
Evidentemente este “avance” tecnológico tiene un trasfondo socioeconómico que merece analizar, y mucho. El impacto es evidente y es ahora.
Pero hoy tampoco me voy a meter en esto.
Pasemos de capítulo.
Hoy me quiero ceñir únicamente a la parte tecnológica.
Oye, GPT, tecnológicamente, nos ha llevado a otro estadio. Eso no lo cuestiona nadie.
Ahora, es una herramienta de propósito general. Y como toda herramienta de propósito general, es, pues eso, genérico.
¿Recuerdas aquello de que ChatGPT es un chatbot pero no todos los chatbots son chatGPT?
Construye tu chatbot.
Si necesitas construir un ayudante de profesor que le aligere el trabajo a la hora de corregir exámenes.
Si quieres construir un asistente que te genere textos de venta orientados a tu público objetivo.
Si deseas montar un asesor financiero virtual.
Si precisas levantar un entrenador personal que esté encima de tus indicadores de salud y te recomiende los entrenamientos que tú necesitas.
Si te apetece replicar agentes comerciales avanzados.
Si … chatGPT no vale.
Te lo repito. ChatGPT no vale.
No. Recuerda, ChatGPT es un chatbot pero no todos los chatbots son chatGPT.
Tú eliges: supermercado o boutique.
Si lo que quieres el mismo chatbot que tu vecino de enfrente puedes ir al supermercado y llevarte un chatGPT. Igual que otras 200.000.000 de personas.
Pero cuidado, por lo menos sé consciente de que lo genérico nunca te ayudará a diferenciarte de tus competidores por dos motivos:
1.- Hay otras 200M de personas que utilizan la misma herramienta. ¿Qué te hace pensar que tú eres diferente?
2.- Es genérico y lo mismo le da hablar sobre los sueños en blanco y negro de los ornitorrincos o la relación entre un marsupial y un meteorito. Lo mismo le da.
¿En serio que las decisiones estratégicas de tu empresa las vas a poner en manos de un producto genérico que no está “pensando” en tus intereses?
Para montar el chatbot que te ayude y acompañe en la toma de decisiones empresariales hay que entrenarlo con los datos de tu empresa. Creo que este concepto ya ha quedado claro.
El chatbot necesita “comprender” el contexto en el que se mueve y cuál es su papel.
Si deseas diferenciarte y llevar tu negocio a otro nivel debes ir a la boutique.
Que tengas un GRANDÍSIMO día,
Unai